EL HACEDOR
Símbolo:Corazón Sangrante.
Alineamiento:Legal Bueno, Legal Neutral, Neutral Bueno
Arma predilecta: Espada larga
Dominios: Bien, curación.
Principales Seguidores: Paladines, Clérigos, Monjes, Guerreros, Campeones divinos.
Símbolo:Corazón Sangrante.
Alineamiento:Legal Bueno, Legal Neutral, Neutral Bueno
Arma predilecta: Espada larga
Dominios: Bien, curación.
Principales Seguidores: Paladines, Clérigos, Monjes, Guerreros, Campeones divinos.
El Hacedor se representa como un ajado viejo humano de largos cabellos canos, ataviado con una simple túnica blanca compuesta de jirones de tela. Lleva los pies descalzos y manchados de la suciedad del camino, y aunque su postura, sobre un báculo de madera, es encorvada, y sufrida, el conjunto de su armonioso rostro
transmiten a aquel que lo mira una paz indescriptibles. Todo aquel Paladín o Clérigo del Corazón Sangrante, ha recibido la llamada inesperada del Hacedor transformando sus vidas por completo.
Dogma: La fe inquebrantable es tan fuerte como el acero. La búsqueda de la fuerza y paz interior llevan hacia un camino de rectitud. El mal, en todas sus formas, debe ser erradicado asumiendo las consecuencias del tal acción.
Ora al atardecer cuando el crepúsculo amenaza en el horizonte bañando de oscuridad todo aquello que su mano invisible toca, en aquellas horas aciagas donde el mal florece.
Ayuda a los necesitados, bendice a los caídos en justa batalla, se el agua de los sedientos, el pan de los hambrientos, el brazo del tullido, los ojos del cegado. Se la razón del loco, y la voz del cuerdo, en definitiva, se el corazón vivo de aquellos que han perdido la fe.
transmiten a aquel que lo mira una paz indescriptibles. Todo aquel Paladín o Clérigo del Corazón Sangrante, ha recibido la llamada inesperada del Hacedor transformando sus vidas por completo.
Dogma: La fe inquebrantable es tan fuerte como el acero. La búsqueda de la fuerza y paz interior llevan hacia un camino de rectitud. El mal, en todas sus formas, debe ser erradicado asumiendo las consecuencias del tal acción.
Ora al atardecer cuando el crepúsculo amenaza en el horizonte bañando de oscuridad todo aquello que su mano invisible toca, en aquellas horas aciagas donde el mal florece.
Ayuda a los necesitados, bendice a los caídos en justa batalla, se el agua de los sedientos, el pan de los hambrientos, el brazo del tullido, los ojos del cegado. Se la razón del loco, y la voz del cuerdo, en definitiva, se el corazón vivo de aquellos que han perdido la fe.